Nuestro hogar debe ser un lugar en donde nos sintamos cómodos, seguros y nosotros mismo. No solo debe ser un lugar perfectamente equipado para nuestra subsistencia, nuestra comodidad, para protegernos de los agentes externos, sino también debe organizarse y decorarse de acuerdo a nuestros gustos y nuestra personalidad para que sea un reflejo de nuestra forma de ser.
Y es que gran parte de la satisfacción que sintamos dentro de este espacio, tiene que ver con su apreciación estética. Así, terminamos viendo la decoración más como un arte coque como una mera colocación de elementos para ocupar espacios. Y ¿por qué no? Nuestra decoración se puede basar en el arte en sí, convirtiendo nuestras habitaciones en pequeños espacios de exhibición de obras, pinturas y otros elementos con valor estético artístico. Incluso, si sentimos la predilección y tenemos el presupuesto.
Así, arte y decoración terminan siendo dos conceptos que van muy unidos. Ya sea porque entre los elementos de nuestra decoración incluimos verdaderas piezas artísticas, o porque consideramos el interiorismo como un arte, todo esto denotando nuestro sentido del buen gusto y la creatividad.
¿Por qué consideramos arte al interiorismo?
La decoración interior requiere de cierta sensibilidad estética y artística para determinar y escoger la organización de los espacios, la elección y disposición de los elementos que deseamos colocar en él, además de la incidencia y el efecto que causan la iluminación y los colores, para crear un resultado de buen gusto y con armonía.
Así, la idea es lograr cierta proporción del espacio, de forma que el resultado nos agrade y nos reconforte. Más aún, que nos pueda hacer sentir en comodidad, ya que nos haga sentir en un espacio que es un total reflejo de nosotros mismos.
Incluso, si incluimos el arte como elemento de decoración, tendremos a nuestro favor un lugar de retiro mental, de relajación y de nutrición para el espíritu, ya que la composición de colores y formas de estas obras de arte nos causará un estimulo positivo en nuestro cerebro y esa parte que goza con la apreciación n de la belleza y de la expresión artística.
Si quieres darle este toque a tu hogar pero no sabes como hacerlo, hemos consultado con el experto en decoración interior de Sergio Nístico y te elaboramos una guía que te servirá de inspiración para tu gran creación.
La primera impresión
Entre las áreas que debemos cuidar más si queremos convertir nuestra casa en un pequeño museo, es el recibidor. Esto porque será el primer lugar que vean nuestros visitantes y servirá como carta de presentación ante los mismos.
Así, debemos buscar causar el impacto deseado sobre el ojo que le vea, condicionándolo al buen gusto en todo lo que verá a continuación. Te recomendamos colocar un buen material gráfico en esta zona que atraiga la atención de todos.
En su justa medida
Los cuadros que coloquemos en nuestro salón deben tener la medida adecuada. La regla es que no sobresalgan de los límites que marca el propio sofá, procurando que queden centrados, con un margen de unos 20 centímetros del sofá, y que el centro del cuadro quede a la altura de los ojos.
En fin, es importante no sobrepasarnos del tamaño, al igual que no quedamos cortos. Para ello, debemos imaginarnos los cuadros y sus medidas dentro del espacio para poder visualizar el efecto que tendrán.
Cuestión de protagonismo
Hay que saber hacia donde dirigir la atención del espectador. Por ejemplo, si colocamos u cuadro grande, dicha pared se convertirá en la protagonista de la habitación, mientras que si más bien le colocamos varios cuadros pequeños, crearemos un orden y una igualdad. Igualmente, esto sirve para dirigir la atención hacia cierto mueble, ya sea de una forma sutil o más evidente. Al igual que aquí también nos podemos ayudar de la iluminación para ejercer más o menos foco en dichas áreas
Aliado natural
Ya que mencionamos a la luz como alidada del arte, ahondaremos en este punto. Esta es la que nos sirve para apreciar mejor los colores y las texturas de nuestras piezas de arte y para hacer más visible un elemento dentro de una habitación.
Si se quiere lograr por medio de a luz artificial, lo recomendado es instalar un aplique a unos 20 cm del cuadro; o si se hace con focos desde el techo, que queden a un ángulo de 30° del cuadro. Recuerda que es muy importante que al darle iluminación artificial a una obra de arte, la regla principal es que no se hagan reflejos y que sea la cantidad de luz apropiada para no dañar la composición del arte.
El mejor apoyo
Por lo general, los cuadros se cuelgan en las paredes, aunque también podemos variar un poco apoyándolos sobre una superficie. Incluso, el suelo es una opción si nos importa que quede muy bajo a la vista, o en algún estante en donde podemos intercalar obras de distinto tamaño de una manera más fácil y estética.
Arte sin interferencias
Aunque queramos convertir nuestra casa en un pequeño museo, es importante que dejemos fuera de esto las áreas de trabajo, como por ejemplo, si tenemos una oficina en casa, ya que el arte puede interferir con el desempeño de nuestro trabajo.
Arte armónico
Ya que quieres incluir obras de arte en toda la casa es importante que cuides que todas creen un amiente de armonía que pueda disfrutarse y no sea chocante a la vista. Es decir, que todas las obras sigan la misma línea.
No se trata de que todas tengan las mismas imágenes y los mismos colores pero que los tamaños y las gamas de color sean coherentes, tanto entre sí como respecto a su entorno. Igualmente, se recomienda procurar que la organización de dichos elementos forme una composición simétrica, en forma de figura compact, como un cuadrado o rectángulo, o al menos que los caminos o espacios entre obras sean iguales.
El toque personal
Una idea muy original es convertir tus propia fotografías en parte de la exhibición artística de tus espacios. Por ejemplo, puedes seleccionar fotos de tus viajes, familia y amigos, imprimirlas en buena calidad y colgarlas en distintos soportes usando tu buen gusto y originalidad.
Así, crearás espacios que sean un completo reflejo de las personas que habitan en la casa y que vayan en armonía con el resto de las obras.
¿Solo o acompañado?
También habrá que decidir si los elementos decorativos irán solos en el espacio o acompañados por más similares.
Esto dependerá del objeto en sí. Por ejemplo, hay obras y esculturas que por su valor artístico brillan por si solas y no necesitan nada más a su alrededor, mientras que otras ganarán fuerza si vienen en grupo.
Eso sí, no olvides nuestro consejo de que aquellas obras que estén en conjunto guarden cierta armonía entre sí y en relación al espacio.
Arte útil
Inclusive, las obras que lijas podrían tener una funcionalidad más allá de lo estético. Por ejemplo, podrías utilizarlas para separar distintitos espacios como el salón del comedor, o para destacar una zona o una pared, como a veces queremos lograr con la del cabecero en el dormitorio o la del estar sobre los sofás.
A tus pies
No podía faltar que haremos con el suelo en el que se levanta nuestra pequeña exposición de arte. Si quieres, puedes volverlo parte de la exposición, utilizando tu originalidad para darle ese estilo bohemio con toques de pintura como si el piso de un taller artístico se tratara, siempre en concordancia con los demás elementos de la habitación, que debe ayudar a crear esa sensación de estar dentro e un espacio en donde se crean grandes obras.
Busca, encuentra y elige
Ya sabes como deben ser las obras que incluyas en tu decoración y de que forma disponerlas en el espacio, así que ahora queda salir a encontrar esas piezas ideales que servirán de elementos decorativos para tu hogar. Entonces, te preguntarás como elegir los correctos.
Además de tomar en cuenta las especificaciones que te hemos recomendado a lo largo del artículo, ya pasa a ser también una cuestión de gusto personal. Se trata de escoger las obras y artistas que más nos gusten, ya que se trata de reflejarnos a nosotros mismos a través de ellas.
Por ejemplo, los expertos en materia siempre recomiendan elegir aquella obra que te diga algo, que capte tu atención y te envíe un mensaje a través de sus formas y colores, despertando interés y una respuesta emocional en ti.
Pero, además tienes que tomar en cuenta el tamaño de la obra, no solo por su futura distribución en el espacio al cual estará destinada, sino también por una cuestión de apreciación. No debe ser tan grande que se robe toda la atención y peque de ostentosa, pero tampoco debe ser tan pequeña que pase desapercibida y no se logre apreciar su valor estético.
Así, tomando en cuenta todas esta recomendaciones, y en conjunto con tu buen gusto, lograrás crear una verdadera obra de arte dentro de la que vivir.