Problemas gastrointestinales más habituales

Resulta interesante pararse a pensar en las numerosas afecciones que podemos sufrir en nuestro cuerpo sin que le prestemos la más mínima atención. Es muy habitual padecer algunos síntomas molestos en momentos puntuales e ignorarlos como si la cosa no fuera con nosotros. Sin embargo sí, si van con nosotros y son las señales que emite el cuerpo para indicarnos que algo no funciona. Hacerle caso o no, puede conllevar problemas mayores en un futuro.

Una de las partes de nuestro organismo a la que menos atención brindamos en este sentido, es todo lo relacionado con el tracto gastrointestinal. Estamos más que acostumbrados a que de cuando en cuando nos de dolor de estómago, sintamos acidez o parezca que nos hemos comido lo indecible cuando solo hemos probado la comida. Del mismo modo que si estamos estreñidos o se nos suelta la tripa, sentimos hinchazón en el bajo vientre o notamos retortijones, solo esperamos a que se pase el malestar. En la mayoría de los casos, todo esto es normal y no va a más, pero cuando se repite en el tiempo, conviene prestarle algo de atención para solucionarlo, sentirnos mejor y, por supuesto, evitar males mayores.

Los trastornos gastrointestinales son el pan de cada día para muchas personas, siendo los más habituales y comunes la hinchazón, la acidez, la diarrea y el estreñimiento, de los cuales, nos han hablado con detenimiento los expertos en patologías digestivas de Aylan Salud. Estos trastornos constituyen los síntomas más comunes que pueden presentarse, tanto separados como de forma conjunta, a consecuencia de un síndrome, conocido como Síndrome del intestino irritable. Las alteraciones gastrointestinales, cuentan con un amplio abanico de trastornos digestivos que afectan al tubo gástrico de manera recurrente, por lo que no está de más conocer el origen y la causa de las mismas.

Lo que produce alteraciones en el tracto gastrointestinal

Las posibles causas de que se produzcan este tipo de alteraciones, son diversas, aunque podemos decir que las más frecuentes (señalemos que tanto las funcionales como las orgánicas pueden solaparse), son las que vamos a citar a continuación. Todas ellas hacen necesario que se recurra a un especialista.

En primer lugar citaremos a la archiconocida Helicobacter pylori. Esta bacteria, coloniza el estómago pudiendo ocasionar gastritis crónica, úlcera gástrica y duodenal, mala digestión (dispepsia) y un bajo porcentaje de tumores malignos. Se implica igualmente en patologías extradigestivas como la rosácea cutánea, alteraciones hemáticas e incluso cardiacas.

Los trastornos motores del sistema gastrointestinal limitan la calidad de vida de los pacientes debido a que producen disfagia (dificultad para tragar) o dolor faríngeo y retroesternal. El estreñimiento en caso de atonía (escasa movilidad) también es frecuente.

La secreción ácida gástrica es fisiológicamente normal. Sin embargo, cuando supera las barreras de defensa de la mucosa gástrica a consecuencia de una hipersecreción, puede ser la responsable directa de una dispepsia (sensación de dolor o malestar en el hemiabdomen superior)

Otra causa de trastornos gastrointestinales son los alimentos en mal estado que contienen toxinas capaces de aumentar la secreción y motilidad intestinal. Lo que conlleva que se produzca diarrea.

En lo relativo a los síndromes de malabsorción, se deben a defectos en la mucosa como la celiaquía o en la producción de enzimas digestivos, sea por insuficiencia pancreática o defecto de producción propio de la célula intestinal.

Las alergias, como todos sabemos, son un fenómeno inmune mediado y potencialmente grave que puede presentarse en forma leve, con picor oral y distensión o pesadez abdominal o muy grave, llegando al shock anafiláctico, con un amplio abanico intermedio de síntomas. Requiere un control multidisciplinar entre el alergólogo, el digestivo y el nutricionista.

Pueden darse intolerancias, generando déficits de digestión y absorción de componentes de los alimentos que, llegando al colon, fermentan y producen parte de los síntomas señalados.

En cuanto a los trastornos extradigestivos que pueden condicionar síntomas digestivos pueden producirse náuseas y dispepsia por una uremia, diarrea por hipertiroidismo o estreñimiento por esclerosis múltiple, diabetes o hernia discal.

El estrés, la intoxicación por metales pesados y otra serie de problemas pueden provocar de forma directa o indirecta, infinidad de alteraciones a nivel gastrointestinal. Antes de pasar a detallar las afecciones más habituales, debemos detenernos en un punto de gran relevancia: como evitar enfermedades gastrointestinales. Puesto que en su mayoría, se trata de enfermedades con un origen bacteriano, por virus o parásitos, no está de más seguir las siguientes recomendaciones con objeto de evitarlas en la medida de lo posible:

  • Beber agua hervida o embotellada.
  • Lavar las frutas y verduras antes de su consumo.
  • Lavarse las manos antes de preparar los alimentos a ingerir.
  • Limpiar bien la cocina tanto antes como después de cocinar.
  • Lavarse las manos antes de comer y después de visitar el baño.
  • No comer en la calle.
  • No comer carne cruda.
  • No consumir alimentos caducados.

Se trata de medidas muy sencillas de llevar a cabo como se puede observar. De hecho deberíamos hacerlas nuestras y tenerlas como costumbre ya que se trata de algo de sentido común que puede evitar muchas afecciones.

Alteraciones más comunes

Las alteraciones que afectan al tracto gastrointestinal de forma más habitual, no tienen por qué ser necesariamente graves. Sin embargo, hay que tenerlas presentes y actuar en consecuencia para evitar que se agraven. Veamos de cuales se trata.

Sin lugar a dudas, una de las alteraciones más comunes e incomodas que no graves, es el estreñimiento. Solo se considera como tal, cuando la persona evacua menos de tres veces a la semana, las heces son duras, secas o en forma de bolitas o con fase de expulsión difícil que conlleva esfuerzo. Según la Fundación Española del Aparato Digestivo, en nuestro país, el estreñimiento afecta a entre un diez y veinte por cien de la población, siendo más frecuente en mujeres que hombres. Supone un veinte por ciento de las consultas digestivas en atención primaria.

Los profesionales de la salud, aconsejan llevar a cabo una alimentación sana y equilibrada, priorizando el consumo de alimentos ricos en fibra y beber mucha agua.

Otra de las alteraciones más habituales es la hinchazón abdominal. Esto se produce de forma muy frecuente a consecuencia de un desequilibrio entre la producción y la absorción del gas digestivo. La base de dicho equilibrio es la microbiota intestinal que en función de su composición condiciona una mayor o menor producción de gas. La clave para combatirla es llevar un estilo de vida saludable y una adecuada alimentación que incluya pro y prebióticos.

La acidez es sin duda una de las alteraciones más molestas y comunes que podemos padecer a nivel gastrointestinal. Este síntoma se relaciona con numerosos problemas de índole digestiva, por lo que se recomienda acudir al especialista para descartar la presencia de cualquier patología. Lo más aconsejable es reducir el consumo de té y café, chocolate, comidas copiosas, condimentos, rebozados y fritos. Algo que también resulta eficaz es comer despacio y cenar dos o tres horas antes de acostarse.

Pasamos al sobrecrecimiento bacteriano o SIBO en el intestino delgado. Aunque todo apunta a que en la actualidad puede estar sobre diagnosticado y requiere estandarizar el diagnóstico y llegar a consenso. En cualquier caso, esta alteración requiere un estudio previo y la orientación del digestivo y nutricionista. Los síntomas más frecuentes de esta alteración son la diarrea o estreñimiento en algún caso, el dolor abdominal, la hinchazón, distensión abdominal, flatulencias, cansancio, debilidad y bajada de peso.

No podemos terminar la lista sin retomar el síndrome del intestino irritable citado párrafos atrás. Este trastorno afecta al intestino grueso de manera que produce cólicos, dolor abdominal, gases, diarrea o estreñimiento (a veces ambos). Cumpliendo con los criterios de Roma consensuados por un comité de expertos internacionales. Podemos mencionar el tratamiento basado en la dieta FODMAP, acrónimo de alimentos fermentables, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles.

En otras palabras, hidratos de carbono de cadena corta o mono moleculares que se encuentran en una gran variedad de alimentos y que en intestino, estos pacientes no son capaces de procesar. Estos nutrientes permanecen en su luz condicionando la retención de agua por efecto osmolar y que al llegar al colon, fermentan por acción de las bacterias locales, lo que conlleva una producción de gas que provoca la hinchazón y meteorismo habituales, pudiendo asociarse a la aparición de diarrea.

Sea como fuere, resulta indispensable contar con un buen especialista que se ocupe de asesorarnos para que no se produzca un déficit de nutrientes bajo esta circunstancia. La dieta debe desarrollarse en tres fases: la restrictiva, la reintroducción y la normalización.

En resumen, podemos decir que, según los especialistas, la clave de todo tipo de alteración gastrointestinal reside en contar con un buen apoyo y control por parte de un especialista en aparato digestivo para orientar en el diagnóstico y proponer el tratamiento, unido al apoyo de un nutricionista.

No obstante, ante cualquier síntoma o molestia que se repita en el tiempo, debemos prestar atención y acudir al especialista para que descarte cualquier patología mayor que sea la causa de cualquiera de estas alteraciones. Si bien es cierto que en la mayoría de los casos, se trata simplemente de eso: alteraciones del tracto gastrointestinal.

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