Cada vez son más los consumidores que se apuntan a instalar una vitrocerámica en sus hogares, pero es habitual descuidar su mantenimiento.
La vitrocerámica y la inducción funcionan de forma muy diferente. “La vitrocerámica es radiante, lo que significa que funciona mediante una resistencia que calienta el cristal, de manera que cualquier cosa que se coloque encima de este cristal se calienta. Por su parte, la inducción funciona mediante unos inductores que, como su propio nombre indica, inducen calor al recipiente. Por tanto, la inducción solo calienta lo que toca, no el cristal al completo”, explica Gonzalo Barcia, asesor comercial de una tienda de electrodomésticos.
A continuación, te explicamos varios trucos para limpiar la vitrocerámica, para el que solo necesitarás pasta de dientes, una bayeta, alcohol de limpieza, vinagre, limón y una rasqueta para vitrocerámicas.
Antes de limpiar debes comprobar que todas las fuentes de calor estén frías y bien apagadas. ¡Sigue leyendo!
Vinagre blanco y una rasqueta
Con una bayeta, extiende el vinagre por encima de la vitrocerámica. Con la rasqueta, retira los restos de suciedad más resistentes. Luego vuelve a pasar la bayeta con vinagre y seca la superficie con papel de cocina.
Nunca se debe usar el estropajo para limpiar la vitrocerámica, ya que puede rayar la superficie. Por eso, lo mejor es utilizar una bayeta o papel de cocina. Otro elemento esencial es una rasqueta, con la que fácilmente se puede retirar la suciedad.
Con el vinagre blanco puedes abrillantar la vitrocerámica de forma natural. Se puede aplicar con una bayeta sobre la superficie de forma diaria, pero para una limpieza más efectiva se recomienda mezclarlo con bicarbonato.
Limón
Para las manchas resistentes se aconseja utilizar limón. Este fruto reblandece la suciedad si dejas actuar su jugo durante tres minutos.
Aunque también puedes conseguir el mismo efecto con un cubito de hielo, dejándolo durante un minuto encima de cualquier mancha para después retirarla con la rasqueta.
Pasta de dientes y alcohol de limpieza
Añade a la altura de cada fuente de calor un poco de pasta de dientes y extiende con la bayeta con movimientos circulares.
Después pasa la rasqueta y con una bayeta humedecida con agua, retira la pasta de dientes sobrante. Aplica el alcohol de limpieza diluido en agua y seca bien con papel de cocina.
Amoniaco
Otro producto idóneo para dejar la vitrocerámica como nueva es el amoniaco, gracias a sus propiedades desinfectantes y desengrasantes.
Disuelve cuatro o cinco gotas de amoniaco en un recipiente de agua tibia. Después de retirar las manchas es importante aclarar bien con una bayeta húmeda y, por último, seca con papel de cocina.
Para alargar la vida útil de la vitrocerámica, la limpieza es clave y debes eliminar las salpicaduras inmediatamente para evitar que se adhieran a la superficie.
Evita arrastrar ollas y sartenes sobre la superficie, ya que esto podría rayar la vitrocerámica. Para ello, escoge ollas y sartenes que tengan bases planas y sean proporcionales al tamaño de la zona de cocción.
Esto previene la formación de zonas con temperaturas demasiado elevadas que podrían ocasionar daños en la vitrocerámica.
El periódico digital Okdiario informa que «es igualmente importante, después de la limpieza, asegurarse de haber secado por completo la placa: no hacerlo y confiar simplemente en la acción del aire, podría hacer que nos queden manchas en la placa una vez que se hayan secado por sí solas».
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Con la fregadora puedes conseguir una limpieza profesional y se adapta a suelos de baldosas, mármol, vinilo, hormigón, etc.
Están de moda las maquinas de vapor porque limpian sólo con agua, sin necesidad de detergentes. Además, el vapor puede desinfectar espacios complicados y es una limpieza que no perjudica al medio ambiente.
Te aconsejamos los productos ecológicos para la limpieza, porque no emiten vapores tóxicos y tampoco contaminan. Estos productos eliminan residuos y desinfectan con compuestos de origen natural.
Los productos de limpieza tradicionales suelen contener químicos que son perjudiciales para la salud y producen alergias.
Los expertos explican que los productos ecológicos no contaminan el aire, los suelos y las aguas de ríos, mares y océanos. Estos productos tienen un olor más neutro que los productos tradicionales, por lo que resulta más cómodo.
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